Es una travesía que se pasa de un fin de semana y se vuelve un viaje cotidiano de lunes a lunes. Calculando las distancias, los tiempos y el combustible. Donde parar a recargar un beso apasionado o un suave toque de esos labios rojos de pasión.
Establecer en el mapa de tu cuerpo los puntos para tomar un aire y continuar con un nuevo respiro la cresta de tu cintura y las cúspides de tus senos firmes.
Entrelazar tus dedos y estrechar el paso para llegar juntos a ese punto del camino en que solo nos miramos los dos y nos partimos de risa.
Y me caminas todo, porque mi cuerpo ya no se diferencia del tuyo mientras recorremos las estrellas y se nos ensancha los pulmones y gritamos juntos.
– Luis Fernando Urrea Beltrán
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