Estamos entrando tan rápido como se puede al año 2022 y al conteo regresivo del reloj nos acerca a unas nuevas elecciones de congreso y presidente. Y de nuevo, como en cada oportunidad democrática tenemos que elegir nuestros lideres y el futuro del país depende de eso.
Para algunas personas este país no puede estar peor; en medio de una odiosa polarización, la muerte continua de lideres sociales y la incapacidad de la fuerza publica de tomar zonas dominadas por guerrillas de “izquierda” y de “derecha”. Bandas que no son mas que grupos de delincuencia organizada que se ocultan en el monte estableciendo su terroríficas reglas, justificándose con argumentos políticos.
Aunque es cierto que podríamos estar mejor, no comparto la opinión de que estemos en el peor país. No es complicado entrar a hacer una comparación en el tiempo. De acuerdo al Centro de Memoria Histórica entre los años de 1965 y 2013, los grupos se tomaron de forma violenta 1.755 veces las poblaciones colombianas.
A todo esto se sumó la aparición de los carteles de la droga en Cali y Medellín con lo que a los colombianos nos intentaron someter a punta de asesinatos de políticos y altos mandos de las fuerzas militares y la policía. (por cada policía honesto muerto pagaban un millón de pesos de la época).
Para completar el panorama insostenible de un país que algunos llamaban fallido. Los grupos de campesinos entrenados por las fuerzas militares y pagados por los terratenientes y ganaderos para defenderse de las bandas de guerrilleros, se distorsionaron en algo que empezó a llamarse las AUC y que llevaron acabo matanzas de campesinos; superando en crueldad y tozudez a sus enemigos.
Alvaro Uribe Velez aparece para muchos de nosotros como el único que le puso un “estate quieto” al aleman Werner Mauss. Señor que junto con su esposa estaban dedicado mediar para el Eln los secuestros. Luego Uribe se presentó para las elecciones de presidente, con su propio partido político con la propuesta de devolverle el control de las armas al Estado y la promesa de llevar la institucionalizad a todos los rincones del país.
Lo que podemos decir es que hoy las “Farc” son un partido político y los cabecillas de las “Auc” fueron abatidos o están pagando condena.
En mi humilde opinión el fin del uribismo es ofrecernos democracia fortaleciendo las instituciones del estado y hacer respetar nuestra constitución.
– Luis Fernando Urrea Beltrán
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