La guerra de los mundos fue escrita por H. G. Wells y publicada en 1898. Es una aventura donde la humanidad se enfrenta por primera vez a una invasión por parte de criaturas de fuera de la tierra, a las cuales se les da pelea, pero los ejércitos no logran hacer nada frente una tecnología desconocida. En esta novela de ficción se nombró por primera vez la palabra rayo láser. La historia cuenta que el autor se basó en las invasiones de un país a otro en medio de poderosas tecnologías que se empezaron a ver desde la primer aguerra mundial.
No hace mucho tiempo que era normal preguntarse qué sucedería si llegaran civilizaciones extraterrestres a la tierra y para los optimistas su llegada podría ser la solución a todos nuestros problemas, como el manejo de nuestros recursos y que por medio de nuevas tecnologías resolveríamos las más terroríficas enfermedades que hoy no tienen remedio. Para los pesimistas es fácil hacer un símil de cualquier momento histórico de la tierra cuando una civilización más adelantada se encuentra con una humilde. Recordemos que los europeos en América no llegaron a compartir conocimientos y sin ningún respeto destruyeron y prohibieron las culturas encontradas en el continente.
En la clase de sociales de la escuela nos enseñaban “la pirámide de clases” que nos impusieron nuestros antecesores españoles. Desde esos días de estudio básicos fueron muy profundas mis reflexiones respecto a ese diagrama. Los que ostentaban el primer lugar eran los extranjeros, luego estaban los hijos de los extranjeros llamados criollos y luego estaba las personas como yo, los hijos de los invasores con un nativo. Los que llamaron mestizos y mulatos, la mayoría de los colombianos somos eso; la mezcla de un gran un número de diferentes gentes de muy diferentes procedencias del mundo.
Siempre nos enseñaron que estamos viviendo en “el nuevo mundo” y seguíamos siendo los descendientes de los colonos mientras que en las zonas de reservas viven alejados de nosotros los nativos. Al cabo de los años comenzamos a aprender que ahora somos una nueva nación donde todos los que vivimos en esta tierra ahora somos colombianos y no solo eso. Venimos descubriendo que las culturas nativas tenían un nivel tecnológico que superaba las naciones europeas en esos mismos días de la invasión. Como ejemplo está el Calendario Maya que remplazó el Agustiniano.
Desde esos días el mundo occidental veía con menosprecio el resto del mundo estableciéndose a sí misma como el centro del universo tanto en lo religioso, político y económico. Las personas venían de diferentes mundos y cada persona podía recibir etiquetas hirientes venidas de las grandes universidades. En muchos reclamos producidos por los alumnos de la nueva filosofía anticolonial que se pueden leer ahora en las redes y antes en las columnas de opinión de los periódicos escupían a los oligarcas su dependencia de las potencias y a los políticos los empezamos a culpar de nuestra dependencia por arrodillados y los culparon que sigamos siendo del “tercer mundo”.
Entendemos que los países tercermundistas son los más pobres y por tanto con gobiernos frágiles, pero la realidad es que el origen de esta clasificación viene de la guerra fría donde los países del “primer mundo” son los países libres y ricos, mientras que los del “segundo mundo” son los países comunistas bajo dictaduras y se entendía el “tercer mundo” como todos los países que no estaban alineados en el primer o segundo mundo. Actualmente hay estudiosos que hablan del “cuarto mundo” que son la multitud de personas que viven en extrema pobreza dentro del “primer mundo”.
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