En esta hermosa producción animada creada por Amber Noizumi y Michael Green podemos disfrutar un viaje que nos lleva en la historia a los días del Japón del periodo Edo. Es una serie presentada por NETFLIX donde todo sucede alrededor de Mizu quien es una temible asesina que se distingue por usar unos lentes oscuros que utiliza para ocultar sus ojos azules, característica física que delata su origen mestizo. Y con su forma de vestir disfraza el hecho de ser mujer.
Mizu recibe su entrenamiento en el manejo de la catana de un importante maestro forjador de esta peligrosa arma. Tiene una meta en la vida y es matar a los cuatro hombres occidentales que violaron a su madre y que uno de ellos puede ser su padre. En el proceso de su venganza se encuentra con un espadachín llamado Taigen que carga un odio profundo a Mizu por ser mejor que él.
La animación es para consumo adulto. La violencia es explícita y la sangre fluye como en las películas de Tarantino.
Mizu resulta involucrada en un ataque directo contra el emperador japonés por lo que se hace un lugar entre los héroes.
La serie me gustó desde el primer episodio y a medida que transcurría la narrativa la historia se asemejaba, con sus distancias, la leyenda japonesa que popularizo Disney en la aventura animada de Mulán.
Surgen similitudes interesantes. Ambas narrativas giran en torno a mujeres jóvenes que desafían las expectativas de su época, disfrazándose de hombres para sobrevivir y cumplir misiones peligrosas. Sin embargo, las diferencias en el tono y la intención de las historias son marcadas. Mulán busca honrar a su familia y proteger a su nación, pero lo hace desde un enfoque optimista y heroico, enmarcado en un relato de superación personal y honor.
Por otro lado, Mizu en El samurái de ojos azules no lucha por la gloria ni la aceptación; su motivación es la venganza y la justicia personal. Además, su historia está cargada de violencia, traición y dolor, mostrando una visión mucho más sombría de lo que significa vivir en un mundo que la rechaza.
Ambas obras, aunque dirigidas a públicos distintos, resaltan el poder femenino. Sin embargo, mientras Mulán celebra la posibilidad de cambiar las normas sociales desde el honor y el amor familiar, El samurái de ojos azules no se detiene en su odio, pero sin proponérselo llega al mismo punto de ser reconocida por las autoridades de Japón como la salvadora del Emperador.
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