En el cine presentaron la aventura de una hermosa raza de perros conocidos como dálmata, que contaba la historia de una terrorífica diseñadora de moda empecinada en hacer ropa con la piel de animales.
Muchos quedamos impresionados por la ternura de esos animalitos por lo que las siguientes navidades fue la mascota más solicitada. Pero en proporción a su pedido: meses después se presentaron los consecuentes abandonos por todo el mundo.
Las historias son variadas y los motivos del abandono múltiples. En zonas alejadas encontramos estos seres; a veces cachorros y muchas más oportunidades unos gatos y perros de edad adulta confundidos y hambrientos. También en muchos otros casos maltratados y con un justificado temor a las personas.
Adoptar una de estas criaturas, mediante instituciones de rescate o con el apoyo profesional veterinario les da una nueva oportunidad de vida. Además, que puede recibir agradecimiento y mucho amor.
La intención de adoptar viene acompañada de varios compromisos que nos obligan a evaluar si tenemos el tiempo para dedicarle a una mascota, si hay suficiente espacio en nuestra casa, si tenemos la capacidad económica para sostener las necesecidades de salud y alimenticia del animal.
Al dar el paso de recibir una mascota en nuestra casa es porque entendimos que es un compromiso de vida, que un animal ni es un regalo de un juguete. Porque lo que llega a nuestra casa es un ser sintiente, un nuevo miembro de la familia que requiere espacio, tiempo, alimentación y salud.
Autor: Luis Fernando Urrea Beltrán