Su aventura aparece en los titulares del mundo entero
El piloto norteamericano Kenneth Arnold el 24 de junio de 1947 observó una formación de nueve discos plateados en forma de “platillos” que resbalaban sobre la superficie del agua al sudeste de Seattle.
Cuando cuenta su aventura la expresión “platillos voladores” aparece en los titulares del mundo entero. Su palabra respecto a lo visto inspira confianza puesto que el cielo está completamente despejado por encima de las Rocallosas además que el testigo es un ingeniero y piloto experimentado y por lo tanto poco inclinado a dejarse impresionar por un fenómeno natural en pleno día. La noticia recorre rápidamente el mundo entero y los Objetos voladores no identificados, como se prefiere llamarlos, se transforman en uno de los más grandes misterios de la mitad del siglo veinte.
Los contactos con seres (naves) extraterrestres a partir de la época se hicieron más frecuentes. Los cuales nunca han dejado de recibir una buena dosis de notoriedad sensacionalista, contrario a lo que investigadores científicos pensaban.
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