Los cristianos y en general muchas religiones en el mundo creemos en un grupo de seres sobrenaturales que son liderados por un ser superior. Además, es más que obligatorio iniciar una conversación sobre el satanismo describiendo a los soldados del cielo, los ángeles.
El satanismo se entiende como los adoradores de Satán (palabra que significa adversario) pero curiosamente al escudriñar la biblia más antigua este personaje no tiene que ver con rebeliones ni ángeles caídos, es por el contrario un ángel que se encarga de los trabajos sucios siendo llamando para que castigue a los pecadores (ejemplo: Salmos 109: 6).
El diablo, lucifer y satanás. Son algunos de los nombres con los cuales se identifica a este ser sobre natural que, siendo el enemigo, en forma de dragón es vencido por Dios en el apocalipsis. También en Juan 12:31 Jesús llama a Satanás “el príncipe de este mundo.”
Después de leer lo anterior no es de extrañar que existan personas quieran obtener beneficios adorando al actual gobernante de este mundo.
Fidel Franco escribió una noticia que tituló “Colombia es el tercer país en el mundo en donde prolifera el satanismo” poniendo a nuestro país después de Estados unidos donde se fundó la iglesia del satanismo. En Italia (Capital del catolicismo) existen 8.000 sectas satánicas donde se le considera a Lucifer como una deidad liberadora.
Teresa Porquera, periodista, escribió un libro (Yo, satanista) en el cual descubre “un poco por casualidad” que no existe una sola etiqueta que cubra de manera heterogénea a todos. Por medio de su investigación viaja desde las costumbres más oscuras (que nos esboza el cine) de algunos grupos hasta las comunidades de personas que no buscan ser reconocidos y que perciben esta religión como una posición humanista que prefieren disfrutar la vida sin restricciones.
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