Conocemos este titan de segunda generación por la imagen de un gigante cargando el mundo. La mitología nos cuenta que Zeus lo condenó a cargar la bóveda celeste por liderar la guerra contra los dioses por el control del cielo en la batalla que se llama la Titanomaquia.
La imagen de un hombre llevando en su espalda la tierra, es a mi manera de ver, la representación mas clara de la necesidad que tiene la humanidad de controlar su entorno. Las religiones milenarias le entrega a un responsable divino cada uno de los fenómenos naturales desde la salida del sol hasta las tormentas mas crueles y las vinculan al comportamiento de los pueblos.
La ciencia nos viene demostrando que no somos mas que un elemento alterno o aleatorio dentro de la mecánica de la naturaleza y que nuestros comportamientos individuales como colectivos, sí tienen efectos sobre nuestros entornos mas cercanos, nunca tenemos todas las variables y jamas podemos predecir que efectos tienen nuestros actos sobre la vida en la tierra y sobre nosotros mismos.
Aunque sabemos que no tenemos un control absoluto de nada, constantemente pretendemos mantener esa sensación de orden porque queremos creer que podemos cargar el mundo el nuestra espalda.
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